domingo, 11 de noviembre de 2007

El entrenamiento invisible. II parte: la ingesta de alimentos.



La ingesta de alimentos previa, durante y posterior a la competición.
Hágase la pregunta... cómo como como? y Ud. mismo tendrá la certeza, después de leer esta nota, si lo está haciendo bien... o no.
Los alimentos son a su cuerpo lo que el combustible es a su vehículo. Ud. no puede viajar a ningún sitio (por más Mercedes Benz o Ferrari que tenga) sino le pone combustible, es así de fácil. Ahora bien, tampoco puede ponerle cualquier tipo de combustible, no puede usar Kerosene, ni alcohol, y si tiene un vehículo diesel, tampoco puede ponerle gasolina (ni a la inversa). Los hidratos de carbono son el alimento ideal (recuerden que esta opinión está basada exclusivamente en mi experiencia, basada en la lectura del libro “COMA PARA GANAR” de Robert Haas) para todo deportista. El pan, las pastas, las pizzas, las patatas (no fritas), son alimentos fundamentales e imprescindibles en cualquier dieta deportiva.
En los torneos que se juegan durante un fin de semana, la calidad y la cantidad de alimentos que ingerimos, pueden ser la clave de la diferencia entre un mal y un buen resultado. Hay jugadores que participan en dos categorías y suelen llevarlo bastante bien, aún teniendo que llegar a jugar 7/8 partidos en 36 horas.
Aunque parezca increíble hay que ir alimentándose a medida que se van jugando los partidos, al no tener tiempo ni disponibilidad, para hacer las comidas en horarios habituales.
Por lo tanto el desayuno del sábado es muy importante porque será la única ingesta que podemos hacer con cierta previsión. Se que cada jugador tiene sus alimentos preferidos, por lo tanto no voy a decir que es lo conveniente para cada uno, sería imposible. Si me gustaría dejar claro que una buena tostada (ésta aderezada según el gusto de cada jugador) y un zumo de naranja, son casi imprescindibles. El café también tiene sus ventajas porque al tener cafeína nos mantendrá atentos y estimulados.
Luego, a medida que van pasando los partidos, debemos hidratarnos convenientemente (lo vemos en otro apartado) y podemos comenzar comiendo algunos trocitos de banana (plátano) que tiene un alto porcentaje de potasio. Las bebidas isotónicas también son importantes.
Si en algún momento del día, disponemos de una cantidad de horas suficientes, este sería el momento oportuno para hacer una segunda comida. Lo importante, más allá de ingerir hidratos de carbono como mencionamos antes, es no comer cosas que tarden mucho tiempo en ser digeridas o que las estemos repitiendo mientras jugamos. Por ejemplo, las carnes rojas, las salsas, las comidas muy elaboradas. Las pastas pueden acompañarse con aceite de oliva o manteca.
Las frutas para comer entre partidos, cuando apenas tenemos una o dos horas, pueden ser un buen sustituto de las comidas importantes. Los frutos secos dan mucha energía, son fáciles de conseguir o de llevar desde casa, se puede fraccionar su ingesta y comer incluso en los descansos de los partidos. Al finalizar el día, una ensalada completa y un buen plato de pastas, le harán recuperar las vitaminas y recargarán vuestros músculos de energía para el día siguiente (si es que sigue en competencia).
Tomar algún tipo de complemento multivitamínico tampoco es descabellado. En la farmacia pueden asesorarlo convenientemente para la compra de algún producto para días con mucho desgaste, la jalea real y el ginseng, no tienen contraindicaciones y funcionan muy bien para los esfuerzos prolongados.
Yo creo que muchos de Uds. ya conocían o sabían lo aquí expuesto. El problema es que aún a sabiendas de las ventajas de la buena alimentación muchos no hacen nada en este sentido. Me tocó jugar con gente que me dijo que ni siquiera había desayunado, o que no había podido almorzar. No pase un mal rato ni se lo haga pasar a su compañero/a, es una parte importante para obtener un alto rendimiento.
Hace pocos años, entrenaba al equipo de baloncesto de Olivares, que participaba en primera categoría en el torneo provincial de Sevilla. Los jugadores no rendían igual que en los entrenamientos y debía encontrar la solución. Indagaba en distintos sentidos a cada jugador, cuando me encontré con algunas respuestas de dudoso gusto para mí. Ninguno de ellos tenía una rutina de comidas para el día previo al partido, ni para las comidas previas al partido. Una vez conversado el tema en profundidad y una vez que los chicos tomaron las precauciones correspondientes, su rendimiento alcanzó límites insospechados.

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